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Dios está enojado con ustedes
y con todos sus ejércitos.
Dios los ha condenado
a una total destrucción.

»Por las montañas correrán
verdaderos ríos de sangre.
Los muertos quedarán abandonados,
y despedirán mal olor.
Los planetas dejarán de verse,
el cielo se cerrará,
y las estrellas caerán
como hojas secas en otoño».

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